domingo, octubre 30, 2011

H. BEAM PIPER - Encuentro en Zarathustra

Hace unos meses, en una de las frecuentes incursiones que suelo hacer por Amazon para estar al día de las novedades que se publican, me encontré con la reciente edición de Fuzzy Nation, en ese momento la última novela escrita por John Scalzi. La obra resultó ser la reescritura de Little Fuzzy (1962), el olvidado clásico de H. Beam Piper, uno de los artesanos de culto de la Edad de Oro de la ciencia ficción que sigue siendo un total desconocido en nuestros lares. De Piper tan sólo se  han traducido y publicado  en nuestro país un par de obras: Vikingo espacial (1966) en la colección Galaxia de la editorial Vértice, y una edición tardía de la propia Little Fuzzy en la colección Libro Amigo de la Editorial Bruguera con el poco afortunado título de Encuentro en Zarthustra (1976); el éxito de esta última  novela le valió  Piper la nominación para los premios Hugo de 1963 y, lo que es más importante,  la petición por parte de sus lectores de una continuación de las aventuras de los pequeños Fuzzy, solicitud que fue atendida poco después con la aparición de Fuzzy Sapiens (1964), novela en la que se profundiza más en la sociedad de estas pequeñas criaturas a las que muchos han comparado con los ewoks, aquellos simpáticos peluches surgidos de la factoria George Lucas, aunque personalmente les encuentro más parecido con los crichis, los humanoides creados por Ursula K. Leguin para su novela  El nombre del mundo es bosque (1972). Además de los dos títulos anteriormente mencionados, existe una tercera obra que continúa la saga, Bones Fuzzy (1982), escrita por Willian Tuning a modo de secuela póstuma tras la muerte de Piper, acabando de esta manera Tuning con el proyecto inicial del propio Beam Piper para una tercera entrega que no llegó a concluir y que habría llevado por título Fuzzies and other people.


Así pues, y teniendo en cuenta la firme apuesta que Minotaruo ha hecho por Scalzi, del que ha publicado la mayor parte de sus escritos a escepción de un par de novelas cortas, parece probable que en unos meses nos encontremos con Nación Fuzzy en la estantería de novedades de nuestras librerías.  Intrigado por la extraña maniobra literaria de Scalzi (habría sido más normal escribir una continuación de la novela de Piper en lugar de rescribirla), me puse manos a la obra para leer el "original". No tuve que esperar mucho para saciar mi curiosidad, ya que un par de minutos después, tras una breve busca en Internet, ya tenía descargada la novela de Piper en mi viejo Papyre, lista para ser leída (cómo molan los e-readers).

La verdad es que a los ojos de un lector del siglo XXI Encuentro en Zarathustra no es nada del otro mundo;  la estructura y características de sus personajes tienen más puntos en común con un western que con una historia de ciencia ficción al uso, resultando en algunos momentos tierna ante la ingenuidad con la que Piper imagina un futuro con naves capaces de recorrer la galaxia y coches que vuelan gracias a modernos sistemas antigravedad, aunque las cámaras con las que gravan a los pequeños Fuzzy funcionan con películas que deben revelar para poder ver lo grabado, vamos las super 8 de toda la vida. El escenario en el que Piper desarrolla la historia es el planeta Zarathustra, uno de los muchos mundos fronterizos que florecen en un momento de expansión y colonización terrestre por la galaxia; el contrato de explotación del planeta es propiedad de la Compañía Zarathustra, empresa que ha realizado un fuerte desembolso instalando los servicios básicos para la recepción de los colonos y que espera recuperarlo con creces gracias a los importantes recursos naturales del planeta.

Además de los empleados de la Compañía y los funcionarios del gobierno terrestre, en el planeta también viven colonos independientes como Jack Holloway, un veterano buscador de "piedras del sol", nombre con el que se conocen unos fósiles de medusas con una extraña peculiaridad luminosa que las hacen muy valiosas. El tiempo pasaba sin sobresaltos en la solitaria y bucólica vida de Jack hasta que un buen día, al regresar a su cabaña después de una afortunada jornada en la que había encontrado unos buenos ejemplares de "piedras del sol", encuentra un pequeño ser recubierto de un pelo brillante y sedoso con apariencia de muñeco de peluche; el pequeño ser no parece temer al montaraz buscador de gemas, incluso acepta de buen grado la comida que éste le ofrece. Jack adopta a su pequeño visitante, bautizándolo con el nombre de Peludo (Fuzzy en la versión original), y no tarda en darse cuenta de que la criatura es mucho más inteligente que cualquier animal doméstico que haya visto con anterioridad, lo que le hace plantearse la posibilidad de que los Peludos sean seres sapientes y no animales con un alto grado de inteligencia; por esta razón,  Jack se pone en contacto con su amigo, el xenobiólogo Ben Rainsford, para que este lo determine mediante la realización de una batería de pruebas científicas. Sí se llegase a demostrar la categoría de sapientes de los pequeños Peludos, la catalogación del planeta cambiaría radicalmente dejando sin efecto los derechos de los terrestres sobre el mismo.

La noticia de la aparición de una posible especie sapiente en el planeta llega a oidos de Victor Grego, máximo responsable de la Compañía Zarathustra que ve posible la pérdida de los derechos de explotación del planeta si se confirma la noticia; para evitar las pérdidas económicas que eso supondría, la cúpula de la Compañía intentará por todos los medios posibles conservar la concesión sobre los recursos del planeta y evitar que la Federación terrestre lo considere zona aborigen protegida; para conseguirlo no dudarán en recurrir a la acción legal mediante los abogados de la empresa que intentarán demostrar en los tribunales que los Fuzzys no son una especie inteligente, y a prácticas ilegales como la coacción, el asesinato o promover el genocidio al comprar las pieles de los Fuzzy por un precio muy elevado.

La parte final de la novela se convierte en una historia de tribunales y abogados en la que se debatirá sobre la línea que separa a un animal inteligente de un ser sapiente que debe ser considerado a todos los efectos como una persona con todos sus derechos civiles. Esta es la parte mejor elaborada por Piper, ya que inteligentemente ha sabido mantener a los Fuzzys justo en la línea que separa ambos estatus, el de animal  inteligente y el de ser sapiente. El final de la novela, que no contaremos, es un tanto forzado y, en cierta medida, tramposo, pero no resta méritos al conjunto total de la narración que se puede definir como un híbrido entre el western, una historia de abogados y un relato de primer contacto, leyéndose el resultado final con bastante agrado, aunque el resultado final hubiera mejorado mucho si se hubiera incluido en la novela el punto de vista de los pequeños Peludos mediante alguna técnica narrativa, como el monólogo interior, en cada uno de los episodios de interacción de estos con los humanos.

Leído el "original" son más comprensibles las razones que llevan a Scalzi,  una vez que se ha ganado un nombre dentro del mundillo literario "cienciaficcionero" con obras como La vieja guardia (2005), a darse el capricho de ejercer de fan y dedicarse a reescribir una de las obras que marcaron su infancia y adolescencia. En este caso, con Fuzzy Nation, hace un sentido homenaje a H. Beam Piper actualizando la que para muchos encallecidos aficionados norteamericanos a la ciencia ficción es una obra de culto, eso sí, por las críticas que he podido leer sobre su novela, no parece caer en la pretensión de mejorar la obra original, sino que tan sólo busca poner al día el relato original para que llegue con más fuerza a las jóvenes generaciones de lectores que desconocen la obra de uno de sus autores favoritos.

P. D. Acabo de ver en la web Cyberdark que Fuzzy Nation será publicado por Minotauro a principios del 2012 con el título de El visitante inesperado. Y, hablando del ataque fandomita que padece Scalzi, parece que se agraba con su última creación literaria que lleva por nombre Redshirts: A Novel With Three Codas (2012); una novela que, según la sinopsis publicada, es un homenaje a los "camisas rojas", esos personajes que  todos recordamos como víctimas propiciatorias en la serie de culto Star Trek.

2 comentarios:

Igor dijo...

Qué portadas. Me siguen gustando esta manera de ilustrar. De Jack Vance, bueno. Un fenómeno. Es verdad, tenía cierta vocación de antropólogo de lo imposible.
Saludos.

Jorge Vilches dijo...

Me ha picado la curiosidad. Voy a buscar "Encuentro en Zaratrustra". Gracias por la recomendación.
Saludetes

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